Por lo general la raza braco húngaro está dotada de un buen olfato. Pero algunos ejemplares más que otros. Ámber es uno de esos ejemplares de olfato «fino» entre los ejemplares de su raza.

La realidad es que busca cualquier trufa, en cualquier lugar, en cualquier medio y en cualquier fecha. No es nada delicada, es una auténtica «bestia». Sin embargo, cuando otros perros «flaquean» en su trabajo de verano, buscando Tuber aestivum, con los rigores del intenso calor de julio o agosto, y los insoportables pinchos de las semillas del campo, Ámber se mantiene potente, no le teme a nada: su pelo corto y sus largas patas le hacen adaptarse perfectamente a estas circunstancias, y no sufre tanto.

Si bien la raza no destaca para la guardia ni defensa, tampoco hay que subestimarla. Es una perra fuerte y con carácter, impone como guardiana y no se asusta fácilmente.

El perro más obediente y noble que he conocido. Llega a establecer una relación muy fuerte y afectiva con su dueño. Sin embargo, si se le educa adecuadamente puede ser muy social con el resto de las personas. Tanto que a veces molesta por su pesadez y tamaño.